Tuesday, January 17, 2006

Tercera entrega...¿se nos acaba el efecto?

Hacia frío en aquel espacio vacío que llamamos hogar...hogar de muchos no hogar de padres o familias. Allí hubo cierta imagen...una que me cautivó una de la cual me enamoré en el alma, no en el corazón. Fue aquella visión alegre la que me hizo salir de allí y buscar los colores de mi camino. Bastó levantar la vista y allí estaban. Era la sonrisa de mi madre ausente, era la sonrisa del padre que no tuve, era el rojo del calor del abrazo amigable del hermano perdido, extraviado, regalado al hogar de al lado. Pero no fue sino hasta que conocí el marrón de tus ojos de niña que no supe que debía hacer con ellos.

Allí estabas...tú y tu sonrisa llena de inocencia, tú y tu cara de niña sin rumbo, sin hogar, sin prisa, llena de amor...sin receptor. Y allí estuve yo deseando ser el receptor de tus alegrías egoístas, deseando ser yo el creador de tus alegrías compartibles, ser el complemento de tus vida...tus ojos te habían hecho el complemento de la mía, pero claro... tú eso aún no lo sabías. Desde entonces que te beso en mis sueños, desde entonces que beso tu cara y tu piel es parte de la mía, desde entonces tu amor se convirtió en el pincel de este cuadro que he pintado para ti.

De donde viene toda esta alegría, hoy no ha sido un buen día y las fuerzas me abandonan, casi no puedo ver el color de tus besos, casi no siento el olor de tu amor...sólo te pido que me lo recuerdes, porque sin ellos todo vuelve a ser gris. Cómo fue que te tomé para mí, cómo aprendí a no compartir tu amor, cuándo supe que éramos uno entre los dos y dos para los demás...no me dejarás de amar verdad...hoy no ha sido un buen día...hoy no quiero dejar de amar.

Los colores vienen desde nuestras almas, los colores nos vienen de regalo, no así la alegría...ésta la debemos buscar. Yo salí de mi encierro y la encontré parada en el portal...y, ya te lo dije, esa alegría eras tú. Hay cosas del corazón para las cuales el hombre aún no inventa palabras, una de esas es la belleza que reposa en tu piel. De ella no puedo hablar, sólo la puedo sentir.

Yo nací en la nada...yo crecí en la nada...nadie quiso que fuera parte de su vida y mucho menos de algo así como una familia. Yo fui mi familia, yo soy mi familia...tú eres mi vida y contigo sueño mi familia.

Cada vez que la noche caía mi mente despertaba en el hambre de la necesidad, cada noche la rutina de la lucha sin cuartel y de los territorios sin mayorazgo se grabaron en mí y en mí cultivaron el dolor...Cada noche la impotencia de ser utilizada y no ser querida fue tiñendo de sangre el dolor de mi alma. Cada noche un nuevo desagarro me pedía a gritos que dejará de vivir, que la vida no era eso, que la vida no podía ser eso...

Cada noche te busqué...nunca quise que sucediera de este modo...siempre fuiste mi niña en el portal, siempre fuiste la inocencia en una sonrisa… nunca quise que sucediera de este modo.

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