Thursday, March 23, 2006

Un beso...

Si te veo en la calle y tu pelo revuelto juega con las imágenes de mi mente... te soñaré un beso.
Si te sueño en mi noche con tus labios en mis piernas...
te robaré aquél beso.
Pero si te tengo en mis brazos como en algún momento te tuvo mi mente despierta en sus sueños de ojos abiertos...entonces el miedo no me dejará libre...
Y huiré despavorido güardando intranquilo
En el fondo de mi mente despierta el sueño de aquél beso que nunca te robaré.

Monday, March 13, 2006

Con un poco de esquizofrenia conoceréis el reino de Dios...cualquiera.

“La ciencia hueca que no conduce a Dios”
"Por ventura, el que sabe de estas cosas ya os agrada, Señor Dios, ¿de verdad? Desventurado es el hombre que las sabe todas y os ignora a Vos, y bienaventurado el que os conoce, aunque no las sepa". Extraído de las Confesiones de San Agustín.

Dios crea al hombre a su imagen y semejanza.
El hombre crea a Dios a la medida de su necesidad, necedad e ignorancia.
El hombre crea a Dios para establecer un orden porque el Caos no puede ser sin su Cronos. El hombre crea a Dios para dejar en sus manos el destino de su vida, dejándonos gracias a esta creación, con las manos atadas y con la mente en constante freno. Así cada vez que no podemos o no nos pueden explicar alguno de los fenómenos que de continuo nos inquietan, se acude a la idea del Dios para dejar todo nuevamente estancado y con su freno puesto.

Hoy mi bella llega vestida de incredulidad, se confiesa gnóstica, porque de algún modo aún mantiene la esperanza que la efectiva existencia de algo o alguien supremo, no importa su nombre, le explique a su miedosa alma aquellas cosas que escapan a su ojo semicuerdo, no quiere negar por negar. Se ve hermosa en este atuendo, vulnerable y dócil, las palabras bien utilizadas son hoy la llave hacia el placer.

Luego aparecen sujetos que lograr romper con sus frenos y esgrimir explicaciones propias, para así definir y encausar el devenir presuroso de sus vidas. Entonces su mente se abre y las voces acuden, las imágenes se suceden sin orden preestablecido, y juegan con las mentes del resto, a través de imágenes propias.

Este Dios creó un cierto orden a través de nuestro miedo e inculcó la necesaria y suficiente ignorancia hacia todo lo que nos rodea, para así mantenernos alejados del verdadero sentido de nuestra existencia. Ciertos impulsos eléctricos habitan nuestra mente y nuestro cuerpo, pero no comandan nuestras almas, de eso, de la comandancia del alma, se encarga el temor reverencial impuesto por aquel orden.

Ahora bien, cuando el universo interno de nuestros impulsos eléctricos toma por asalto nuestras almas, entonces ya no hay más frenos y el hombre alcanza el verdadero sentido de Dios, las explicaciones se suceden unas a otras en caóticos torbellinos de imagen y sonido, sensaciones sin receptores que vagan en nuestra mente sin saber donde descansar de su ajetreo electroquímico.

Mi bella ignorante se asusta al reconocer dentro de sí caóticas imágenes que nadie más puede ver ni oír, ni mucho menos sentir como lo hace ella. Llora de pena al verse sola y medicada, al sentirse incomprendida y medicada. Quiere volver a ser la de antes, aquella en quien la parsimonia de la ignorancia tomaba su descanso, se aterra al dar cuenta de sus descubrimientos y me rechaza, culpándome y reprochando su nueva configuración mental…mi bella llora porque sabe que soy el causante de su medicación, produje la sinapsis, provoque la apertura, pero no receté los medicamentos…

Así el iluminado conoce la obra de Dios y se sienta a su diestra para observar desde su privilegiado sitial, el gobierno del Caos y reconoce allí sentado la necesidad de un Dios, cualquiera que éste sea, para que otorgue un definitivo orden al gobierno del Caos.

Lamentablemente, para él es demasiado tarde y cuando quiere volver con aquellos que en algún momento fueron sus pares y a ellos hablarles de la maravilla de la creación, el diagnóstico ya está afinado y las recetas prescritas, sólo queda guardar su descubrimiento para sí y luchar contra las imágenes que ahora reclaman su sitial entre los no prescritos ni diagnosticados. De ahí que el castigo de aquél que osa hablar con Dios, cualquiera sea, es la separación de aquellos que prefieren vivir en la ignorancia y que no admiten ni admitirán jamás que el verdadero sentido del Dios, cualquiera sea, no es otro que el de mantenerse como un punto fijo donde centramos nuestra vista para no enfrentarnos a la maravillosa imagen del Caos.

¿Quién es el padre del monstruo?
¿De dónde nace este monstruo? ¿Cuál es su causa? Relumbra vuestra misericordia para interrogar, si por ventura pueden responderme, las abstrusas penalidades de los hombres las tenebrosísimas tribulaciones de los hijos de Adán. De dónde nace este monstruo? ¿Cuál es su causa?
Manda el alma al cuerpo, e inmediatamente es obedecido. Se manda el alma a sí misma, y halla resistencia. Manda el alma que se mueva la mano, y la rapidez es tanta que apenas la ejecución se distingue del mandato. Y eso que el alma es el alma, y la mano es cuerpo. Manda el alma que quiera el alma, el alma es una misma, y, no obstante, no se hace. ¿De dónde nace este monstruo? ¿Cuál es su causa?
Manda, digo, que quiera, sino quisiera, no mandara, y no se cumple lo que manda. Extraído de las Confesiones de San Agustín.

Mi bella se vistió de miedo y calzó sus tacones de ignorancia. Cuando la mente suelta sus frenos el alma impuesta ya no manda, entonces nos declaran locos y la receta es quien ahora manda…

Friday, March 03, 2006

Desde aquí puedo oler tu miedo...voltéa ahora!

“El momento de privacidad ha llegado y lo que sigue es lograr que la víctima se aterrorice a tal punto que cualquier recuerdo doloroso se torne emotivo…se disfruta más ese asesinato en el cuál puedes ver el rostro de la víctima inyectado de furia, espanto, dolor y por supuesto miedo…miedo que si no es bien suministrado en pequeñas dosis, puede acabar antes con el proceso…”

Hoy llegó a mi habitación mi bella vestida de miedo…su poema parte así: que sientes cuando sientes miedo. Cuando tu respiración se agita y tu corazón se acelera sin saber el por qué. Cuando tus sentidos se agudizan dolorosamente, hasta no poder decir basta, entonces te vuelves pequeño y frágil, los ángulos de las mismas paredes que ves cada noche, hasta que ella se transforma en el día que no quiere llegar, se vuelven hacia ti, te acechan, te aprietan y tus sentidos siguen su escalada hacia la locura, tu atormentada imaginación se vuelve tu enemiga adorada y ya nada puedes controlar y sientes la misma presencia una y otra vez, respirando cerca, siseando a tus espaldas, rozando tus brazos, volteas y nuevamente no hay más que el olor de tu miedo subiendo desde tu estómago revuelto.

“Luego se presenta en gloria y majestad el momento más anhelado de todo asesino que se precie de tal, llega el dolor físico imponiéndose con una maravillosa gama de sutiles alternativas”.

El rostro de mi bella vestida de miedo ha cambiado, ahora es hediondo, alargado de un modo innatural. Es gris y profundo, dolorosamente profundo, surcos de espantos olvidados recorren sus pómulos otrora bellos y llenos de una vida, hoy extinta. El miedo caló hondo y hoy se apodera de su ser y del tuyo. Te toma, se sienta a tus espaldas y murmura maldiciones olvidadas, se ríe de ti y de tus sentidos, que ahora juegan en tu piel y provocan espasmos que no conocías…te vuelves y el olor de tu miedo golpea tu nariz y aturde tu mente, pero no está y nunca estuvo, se aleja ríe y recita sus maldiciones. Un ruido, un pequeño ruido es la explosión de un grito apagado en tu garganta, sabes que no puedes huir de aquello que llevas dentro y no sabes como expulsar, sabes que no puedes huir de mi bella vestida de miedo, porque te mira desde lejos y ríe y recita maldiciones olvidadas.

“Este paso es realmente importante, se debe lograr la total desesperación de la afortunada víctima, afortunada en su fortuna de ser parte esencial de una maravillosa obra de arte...”

Mi bella no camina como ayer con su nuevo vestido de miedo, sus pasos son lentos, su avance inconmensurablemente veloz. Te alcanza donde quiera que huyas porque vive dentro de ti y corroe tus pensamientos con áspides de fuego envenenado. Te vuelves nuevamente y ahora es tu reflejo el que se burla de tus sentidos y transforma tu rostro en el rostro de un bebe que nace muerto y agusanado, huyes y te refugias en el fondo de mi habitación, pero sabes que no puedes huir, porque aquí reinan los mil ojos abiertos de mi bella y su vestido de miedo y con ellos te observa, te acecha y de ti ríe, recitando sus maldiciones olvidadas. Cubres tus ojos, sólo para ver que el miedo está en tu cuerpo y viaja presuroso a lo más profundo de tu alma. Debes protegerla, sin ella no tienes salida posible, sin ella tú y el miedo serán uno, amándose hasta que tu rostro se vuelva hediondo, gris y profundo, dolorosamente profundo. Vuelven los ruidos, los mismos que no escuchas de día, porque descansan escondidos en las paredes y muestran su rostro cuando esa mano fría y morbosamente delgada aprieta fuerte el hombro que no quieres mirar.

“…si la víctima se ahoga en su vomito, si tiñe de sangre y excremento su silla en el centro de la habitación, desgarrando su garganta en clamores que buscan la piedad que no llegará, si logra mimetizar sus gritos con el de un perro desesperado que muere de hambre en medio de la nada, contorneándose en espasmos de pavor que logran hacer titubear a su victimario...pero sólo lo suficiente para que éste arribe a su éxtasis orgásmico de placeres oscuros…”


Por cuanto tiempo te quedarás esta vez. Ya no extraño tu cuerpo, se ha vuelto ajeno, ajeno a la normalidad que más amé de ti. Tus ojos se han marchado y en su lugar dos oscuros lagos de sangre miran todo con desprecio. Cierras la puerta en su cara gris y te vuelves para no ver el murmullo de sus maldiciones olvidadas dibujándose en el contorno de sus labios que ya no están y han dejado al descubierto aquella purulenta masa mezcla de rojo y nieve, pero al voltear quedas frente al miedo reflejado en el rostro del cuál huías y a cinco centímetros de él no puedes huir del murmullo risueño de sus maldiciones. Cuado los perros ladran una vez desde lo lejos es para avisarte que ya es demasiado tarde y que me bella abre su boca sin labios hasta engullirte con todo y tus olores, ya no puedes gritar y en el vacío de su boca negra, sanguinolienta y sin labios no se escuchan más que los tibios murmuros de su risa burlona.

“…y antes que la víctima muera se dará el tiempo de mirarla a los ojos para descubrir el color del dolor, el verdadero rostro del miedo”. Texto recortado y extraído desde lo profundo de los “Relatos de Sobremesa” de Gonzalo Loins Campillay.



Cuado los perros ladran una vez desde lo lejos es para avisarte que ya es demasiado tarde y que mi bella abre su boca sin labios hasta engullirte con todo y tus olores, ya no puedes gritar y en el vacío de su boca negra, sanguinolienta y sin labios no se escuchan más que los tibios murmuros de su risa burlona...







VOLTÉA ESTOY JUSTO TRAS DE TI…