Entitular a ésto "muerte" sería redundante...así es que el título se los dejo a ustedes.

“Si pudieras hacer que el hombre viviera eternamente,
o estando muerto, volverlo a la vida,
entonces esta profesión sería estimable.” Extraído de Fausto, versión de Christopher Marlowe.

La muerte ronda en estos días, tiene forma de mujer, muslos dulces y suaves como la arena del desierto, huele como la brisa del mar en las noches de invierno, sus ojos me aturden con una belleza demasiado profunda que no logro apreciar del todo, camina despacio, entra en mi habitación de sueños y me conversa sus avatares.

La muerte ronda en estos días, me toma, me seduce con su cruel juego de abandono, me trae recuerdos de épocas que no fueron, pero que existen en el vacío de mi memoria. La tomo y copulamos como dos nuevos amantes, su aliento es fresco, humano, real, su respiración se une al vaivén de mi cuerpo y juntos danzamos con el viento en nuestras cabezas.
La muerte ronda en estos días y por más que lucho contra ciertas tentaciones, éstas se apoderan de mi cuerpo y no abandonan mi mente, entonces la busco y desaparece, viaja sin rumbo sembrando tristezas lejanas. Siempre vuelve, se ha acostumbrado a mi solitaria compañía, tanto como yo a ella. Pero no me deja acompañarla, sólo me deja tomarla por algunos instantes y luego parte.

La muerte ronda por estos días, que hermosa luce cada vez que vuelve a mi habitación, sus pasos son ligeros y su andar gracioso cual musa, no puedo recordar su rostro, sí la sensación que en mi libido provoca, entonces el siseo constante de sus masturbadoras intenciones hacen mella en mi voluntad, la escucho, la beso y penetro en su carne, ya no hay resistencia y sus labios se unen a mi voz, juntos buscamos aquel orgasmo que confirme el placer de saber que aún existes y que con eternos viajes logras mantener el equilibrio celestial, porque debemos morir para renacer cada día al sol.

La muerte ronda por estos días, que hermosa se ve cada vez que me deja, al salir de mi habitación su aroma queda en mi retina y el deseo de dejarla presa de mi ser, melancoliza mi días somnolientos…que bella se ve cuando me deja y su lugar en la cama lo ocupa el hastío, pero sólo hasta que vuelvas y te recuestes a mi lado, me cuentes tus avatares y forniquemos hasta que el sueño se apodere de mi mente…sólo te pido que procures despertarme, nada odio más que despertar sólo sin haberme despedido de tu hermosa espalda.

“La recompensa del pecado es la muerte.
Pues entonces, quizá, debemos pecar,
Y consecuentemente morir.
Sí, debemos morir una muerte eterna” Fausto…Christopher Marlowe.